¿Petróleo en nuestras costas?

Por suerte la controversia generada a partir del proyecto de extracción de petróleo en la costa Cantábrica se ha desarrollado de manera pacífica y sin aplastar los intereses de ambas facciones, eso indica que vamos bien, muy bien tratándose de un asunto en el que el punto de convergencia es un energético sobrevalorado llamado petróleo que puede indicar una importante vía de ingreso económico a España y, en otros tiempos, condiciones, y regiones, su resolución hubiese indicado un arreglo “por debajo de la mesa” de inmediata manera. Pero el ir bien en una controversia no indica obligatoriamente que, sea la resolución que fuere, que la decisión sea la mejor hablando en términos éticos y de desarrollo.




Sería algo penoso (bastante penoso) y considerablemente falto de ética que la puesta en marcha de dicho proyecto degenerara en la aniquilación de las condiciones ecológicas, sociales, culturales y económicas de la región. No es necesario recalcar las consecuencias negativas, y sustentadas en argumentos científicos, del impacto negativo de una irresponsabilidad en todos los niveles (industrial, burocrático, etc.), pero, si no basta, ¿ha echado una mirada a todas aquellas estampas (denigrantes estampas) de los ecocidios por manejo irresponsable (y mediocre) de tecnología petrolera?, ¿o aquellos episodios de la historia en que la explotación de recursos sobreestimados, y no me refiero sólo al petróleo, ha conllevado una crisis política, económica y social?, ¿o no bastará la indignación social que en países como México la explotación de sus recursos sirva sólo de pretexto para el desvío de recursos y el enriquecimiento ilícito?



Claro, tampoco se puede olvidar, de la noche a la mañana, tan prometedor proyecto. Una oportunidad de tales magnitudes NO SE DESPERDICIA. Tenemos una crisis económica que lentamente nos carcome día a día, e igualmente sería bastante irresponsable y penoso no llevar a cabo la ejecución de dicho proyecto. Solamente dígame, ¿a quién le hace mal una oportunidad adicional que le permitiese crecer? Disculpe si mi opinión llegase a notarse profética, pero las crisis económicas menoscaban en igual magnitud las expresiones culturales, sociales, y la protección al ambiente.



En este punto, querido lector, usted se preguntará “si este hombre se pronuncia a favor y en contra de la puesta en marcha de este proyecto, está loco, ¿qué hace aquí?”. Todos tiene un poco de locura en sí, pero en vez de pronunciarme rotundamente por un sí o un no, la mejor vía para Cantabria, y para España, es una explotación sustentable de sus recursos, y es el mejor modelo que se le puede presentar, el del desarrollo sustentable. Si no quedase más claro, como rezan las cervezas: “nada con exceso, todo con medida”. y si aún así no le convence, tan solo eche un vistazo a las economías, las tecnologías y el desarrollo de países como Noruega o Japón, ¿qué tienen en común?, que su desarrollo como naciones lo han hecho, de algunos años hacia el presente, en aras del desarrollo sustentable.